Decir todo lo que pensás es difícil.
Pero más difícil aún es callarse algunas cosas.
El momento justo en que dejás el tren pasar y te vas caminando esbozando una sonrisa. Ese momento en que tenés un chiste interno con vos mismo. Ese momento en que no resaltaste frente a las masas porque no quisiste, aunque pudiste. Ese momento es cuando te convertiste en una persona madura.
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